
El concepto clásico de estrategia, referido a un plan que integra los principales objetivos y políticas de una organización, a la vez que establece acciones planificadas a realizar, nos decía que una estrategia debe ser racional y planificada al detalle, con metas y objetivos a diferentes plazos, con asignación de recursos, y con un plan de acción. Sin embargo, la innovación disruptiva por la cual obtenemos conocimiento de altísimo “octanaje” por soluciones de Ai, y el uso de procesos “ilimitados”, no constituyen necesariamente una innovación planeada, y por ende la metodología clásica de estrategia no alcanza. Estos cambios estratégicos, comienzan generalmente a pequeña escala y luego ganan tracción en el tiempo y erosionan el statu quo y el modelo de negocio.
En este nuevo escenario, no podemos tener una estrategia puramente racional y determinística, con acciones y metas detalladas, debemos optar por una estrategia flexible y a medir y documentar toda acción y resultado. Al mismo tiempo, no pensemos que lograremos tener una caja estratégica de respuestas para el CEO con las soluciones de Ai, no es tan simple. Las soluciones necesitan ser adoptadas por los ejecutivos e incorporadas en el proceso de formular estrategias, siendo imperativo el utilizar una metodología bastante diferente a la clásica. La empresa deberá adquirir la habilidad de redefinir y re-analizar rápidamente, de actualizar y mejorar con cada paso del proceso con la ayuda de los “insights” del negocio que las soluciones de Ai le pondrán al alcance. Esto nos generará un aprendizaje importante para toda la organización, así como también nos dará las pautas para escalar las soluciones reduciendo el riesgo elevado que se genera por utilizar este nuevo tipo de innovación del conocimiento.
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