Era septiembre de 2001, la Dirección de Salud de la Marina de Guerra del Perú (DISAMAR) detectó un brote de malaria falciparum en una base naval ubicada en Loreto, en la frontera entre Perú y Colombia. La ubicación geográfica del brote impidió un rápido conocimiento de la existencia del problema, por lo que la respuesta tardó en llegar. Tres de los ocho soldados contagiados fueron evacuados de emergencia al Centro Médico Naval en Lima y uno de ellos permaneció varias semanas en UCI. A partir de esta situación, una de las recomendaciones del equipo de investigación del brote fue que se implemente un sistema de vigilancia que permita una respuesta oportuna a este tipo de amenazas para la salud pública. Así nació una de las aplicaciones tecnológicas más exitosas de Voxiva (Alerta DISAMAR) e implementada gracias al apoyo del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Marina de los Estados Unidos (NMRCD).
Todo empezó con una experiencia piloto, implantando la solución en 11 establecimientos de salud y 6 años después fue un programa utilizado por la totalidad de establecimientos de salud que reportaban casos bajo vigilancia de DISAMAR, luego esta solución se extendió a la red de establecimientos del Ejército yla Fuerza Aérea. Posteriormente a otros cinco países de Sudamérica, a fin de fortalecer sus sistemas de vigilancia y respuesta.
Entre el año 2001 y 2006 se registraron más de 27,359 reportes de casos de enfermedades bajo vigilancia y se identificaron y evitaron más de 31 brotes epidémicos. Los doctores Jean Paul Chretien y David Blazes, investigadores del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Marina de los Estados Unidos comentaron: “Alerta DISAMAR es una herramienta útil para la detección oportuna de enfermedades infecciosas emergentes.”
En el año 2001 esta solución procesaba miles de datos diarios, generaba conocimiento para la detección oportuna de brotes y enviaba alertas de emergencias sanitarias a los celulares de la cadena de mando predefinida. Dos décadas después, Voxiva sigue trabajando con algoritmos de inteligencia artificial que procesan millones de datos para convertirlos en conocimiento y poder solucionar problemas de nuestra sociedad y economía.
Pero hay un factor clave que está presente en todos los proyectos en los cuales hemos participado a lo largo de estos más de 20 años: LAS PERSONAS. Nuestra tecnología se emplea como ayuda y apoyo a aquellas personas que toman las decisiones. La inteligencia artificial por sí sola no es suficiente, es necesario implementarla como parte de un proceso de cambio en el que la combinación de la tecnología y el humano realmente se complementen.
Estas experiencias nos llevan a pensar en cómo la inteligencia artificial puede ayudar a combatir los retos que enfrentamos día a día, siempre que nuestros directivos y líderes entiendan que el mundo cambió y no alcanza a seguir trabajando con soluciones tradicionales.